Historia, Villancicos en la música clásica
Entre 1680 y 1690, dos compositores franceses incorporaron villancicos en sus obras. Louis-Claude Daquin escribió 12 villancicos para órgano y Marc-Antoine Charpentier escribió algunas versiones instrumentales de villancicos, además de una obra coral importante "Messe de minuit pour Noël". Otros ejemplos son:
- Ralph Vaughan Williams: Fantasia on Christmas Carols, 1912.
- Victor Hely-Hutchinson: Carol Symphony, 1927.
- Benjamin Britten: A Ceremony of Carols (para coro y arpa), 1942
- El poema de Christina Rossetti "In the Bleak Midwinter" ha sido musicado, entre otros, por Gustav Holst (1905) y Harold Darke (1911).
- El compositor polaco Krzysztof Penderecki cita ampliamente el villancico "Noche de Paz" en su segunda sinfonía, apodada Sinfonía de Navidad.
- Georges Bizet en su suite número 1, conocida como la la arlesiana, utiliza las melodías de dos villancicos provenzales: La Marche des rois (La marcha de los Reyes Magos) y La danse des chevaux fringants (Danza de los caballos fogosos)
En estas fechas en las que se respira un aire navideño por donde quiera resurge como cada año un tipo de música que recibe el nombre de “villancico”. Sin embargo, pocas son las personas que conocen el origen de estas melodías que, año tras año, llegan a nuestros oídos en tan entrañables fechas.
El
villancico es una de las manifestaciones más antiguas de la lírica popular
castellana que en sus orígenes consistía en una breve canción estrófica
con estribillo que solía tener el esquema aBccaB. Su melodía principal se
hallaba en la voz superior y normalmente estaba destinado a ser ejecutado
por un solista al que le acompañaban dos o tres instrumentos.
Esta denominación apareció en el siglo XV
refiriéndose a una canción en lengua vulgar que se apoyaba en las formas
estróficas responsoriales como el virelai, el zéjel, la ballata o las
cantigas paralelísticas. Las primeras fuentes documentales en las que
aparece la palabra “villancico” son el Cancionero de Stúñiga (ca.
1458) y el Chanssonier d’Herberay (ca. 1463), más posteriores son
el Cancionero de la Colombina y el Cancionero musical de Palacio.
Juan del Encina a finales del siglo XV fue el autor más representativo de
este género, en sus composiciones utilizaba el tiempo binario y para
aquellas obras que tenían una temática popular el ternario. El villancico
en esta época ya consistía en una forma musical y poética que alternaba
coplas con estribillo.
Hacia el
siglo XVI debido a que las autoridades eclesiásticas empiezan a considerar
la conveniencia de introducir en la liturgia composiciones en castellano
como una forma de acercar al pueblo a los misterios de la Fe católica, el
villancico poco a poco va cambiando su temática sobre el amor cortés para
ir centrándose en temas de tipo religioso. De esta manera en los albores
del siglo XVII se empieza a utilizar en los responsorios de maitines de
las principales fiestas litúrgicas como la Navidad, Hábeas Christi,
Asunción, santos locales, Epifanía, Trinidad, etc. Así los villancicos se
convertirán además de en un obligado ejercicio para acceder al magisterio
de capilla, en una de las principales obligaciones compositivas del
maestro de capilla para las principales fiestas del calendario litúrgico.
Durante el
siglo XVII la interpretación de villancicos se hace cada vez más frecuente
a pesar de las prohibiciones por parte de las instituciones conservadoras.
Prohibiciones que se basaban en que el uso de los villancicos se había
convertido en una práctica cada vez más usual de cancioncitas con forma de
diálogo que recreaban la sorpresa de los pastores ante el misterio del
nacimiento de Jesús. Temas como este se convertían en un excelente
pretexto para realizar divertidas parodias en las que se hacía la burla
correspondiente de personajes arquetípicos de diversas nacionalidades. El
villancico del siglo XVII tiene una gran complejidad técnica y formal
aumentándose el número de voces incluso hasta ocho distribuidas en dos
coros dispuestos en diferentes lugares de la catedral y acompañados con
instrumentos como el arpa, el violón y el órgano. Los villancicos de este
siglo nos han llegado en manuscritos de borrador y en hojas sueltas para
cada voz dejando de lado la escritura de facistol para este tipo de
género.
El siglo
XVIII está marcado por la gran influencia que ejerció Italia en cuanto a
música se refiere y no sólo nos estamos refiriendo a la ópera o a la
zarzuela sino también al villancico. Influencias italianizantes en el
villancico fueron el estilo recitativo, las arias da capo y el estilo
compositivo de la ópera seria italiana que provocaron un aumento en la
plantilla de las orquestas de las capillas de música catedralicias, una
mayor exigencia a la hora de interpretar dichas composiciones junto con
una desmedida inversión musical de los centros catedralicios que no
rentabilizaban sus resultados prácticos. Los villancicos seguirán teniendo
las características populares del siglo anterior que se irán fundiendo con
las características musicales de este siglo, situación que provocó que los
villancicos se utilizasen en contextos litúrgicos pero esta vez con fines
didácticos. Poco a poco se van introduciendo elementos teatrales en las
iglesias buscando provocar en el pueblo afectos muy diferentes a la
contemplación divina que se conseguía con el viejo estilo polifónico.
Compositores importantes de este periodo han sido el padre Antonio Soler,
Antonio de Literes y José de Torres. Estas influencias italianizantes
provocaron que el villancico fuera definitivamente proscrito de la
liturgia a finales de este siglo XVIII, de tal manera que en el siglo XIX
los villancicos habían desaparecido de la liturgia siendo sustituidos por
los tradicionales responsorios gregorianos. Así todo el patrimonio de
villancicos quedó en el mejor de los casos almacenado en los archivos
catedralicios, gran parte del cual aún está por publicar.
Hoy en día
al referirnos a la palabra “villancico” hacemos referencia a la canción
de navidad que tiene sus orígenes en distintas culturas populares de
cualquier nacionalidad. El villancico que estamos acostumbrados a oír en
estas fechas tiene una estructura melódica y armónica sencilla y
normalmente suele estar interpretado en las voces por coros de niños / as,
suelen tener melodías facilonas y poco elaboradas armónicamente.
Actualmente el uso del villancico está ligado al fomento del consumismo
típico de estas fechas, prueba de ello es que la publicidad utiliza la
música de los villancicos a finales del mes de noviembre, con lo cual se
amplía el periodo navideño de forma considerable con el objeto de fomentar
aún más el consumo en estas fechas.
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